Venezuela, al igual que otros países de Latinoamérica, ha tenido la inmensa fortuna de ver cómo, dentro de su seno, se han instalado sociedades provenientes de distintas partes del mundo. Muchas personas han visto, en nuestra tierra, un sinfín de oportunidades para crecer, para desarrollarse y para cumplir metas y sueños. Judíos, italianos, alemanes, árabes, portugueses; hay tantas historias y tantos para contar. Divinos Pecados, una de las mejores heladerías caraqueñas en la actualidad, celebra, con su sabor “Ramadán”, la cultura árabe y musulmana en Venezuela.
El mundo árabe, más allá de los conflictos, es un portal hacia una zona de maravillas. Paisajes exóticos, poesía, especias y un delicado equilibrio en los elementos. Calidez, petróleo, perfumes, trabajo y vestimentas de cuento. Divinos Pecados ha querido replicar y rendir tributo a esta esencia con “Ramadán”, una atrevida pero certera apuesta que, además de refrescante, es capaz de transportar a su degustador hacia una fantasía digna de las Mil y una noches.
“Ramadán” se compone de una base de yogur helado (La palabra “Yogur”, de hecho, viene del turco “Yoğurt”, que significa “Amasar”, ya que los artesanos amasaban los fermentos y los sólidos que componían lo que después sería el producto final). A este yogur helado, de una calidad incomparable, se me agrega una mezcla de frutos secos entre los que se encuentran almendras, nueces y un sutil turrón de pistacho. Y, por si fuera poco, el toque oriental estrella es la mermelada de pétalos de rosa, preparada por la casa y que aglutina el resto de sabores.
El sabor “Ramadán”, que estará disponible sólo por la temporada en el local de Divinos Pecados, además de resultar ideal para las cenas de Iftar (las cenas con las que se compensa el ayuno del Ramadán propiamente), resultará, para quienes se aventuren a probarlo, un portal hacia los secretos fabulosos y los rincones coloridos del mundo árabe, cuya influencia parece crecer cada día más en el mundo y a quienes les debemos palabras hermosas como “Ojalá” o el uso de los números con los que nos manejamos en la cotidianidad. Una influencia que, de más está decir, también se siente en Venezuela.
Fuente. Ana Teresa Delgado
Fotos. Cortesía
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