Por. Dr. Claudio Emilio Pompilio Quevedo
Foto cortesía de Image Producciones
Hay historias que, por su sencillez, calan hondo en el alma. Historias de gente común, de esas que luchan día a día, con sus pequeñas esperanzas y sus grandes desilusiones. Y si esa historia viene de la pluma del maestro Gabriel García Márquez, sabemos que estaremos ante algo especial. Por eso, es con inmensa emoción que les cuento que la adaptación teatral de "El Coronel no tiene quien le escriba" llega a las tablas del Teatro Nacional, una cita imperdible para todos los amantes del buen teatro y de la literatura que nos habla al corazón.
Serán dos fines de semana para sumergirnos en la espera de un hombre digno, una producción de Image Producciones y Marbella Molina, bajo la dirección de Carlos Scoffio, y con la invaluable participación del legendario Grupo Rajatabla. Una combinación que promete una puesta en escena llena de sensibilidad y profundidad.
El Corazón de la Historia: Un Hombre que Espera
Para quienes aún no se han adentrado en ella, la obra nos presenta la conmovedora historia de un coronel retirado, un veterano de la Guerra de los Mil Días, que vive en la más absoluta pobreza junto a su esposa enferma en un pueblo olvidado y deprimente. Su única esperanza, su única razón para levantarse cada mañana, es la pensión de veterano que le han prometido desde hace quince años y que, sin embargo, nunca llega. Cada viernes, el coronel acude al puerto a esperar el correo, con la fe inquebrantable de que, por fin, habrá una carta para él. Pero el correo siempre llega vacío, y la desilusión se repite. En medio de esta espera interminable, la pareja subsiste a duras penas, aferrados a la dignidad y a un gallo de pelea que es la única herencia de su hijo asesinado por motivos políticos, y que se convierte en un símbolo de su última esperanza.
Gabo y la Semilla de una Obra Maestra
Esta novela corta, publicada en 1961, es una de las obras más entrañables de Gabriel García Márquez. Ya les he hablado de él, pero no está de más recordar que Gabo fue un gigante de nuestra literatura, un Premio Nobel que con su "realismo mágico" nos enseñó a ver la vida con otros ojos.
¿Por qué consideraba Gabo a "El coronel no tiene quien le escriba" su mejor obra? Es una pregunta fascinante. Aunque "Cien años de soledad" es su obra cumbre en términos de magnitud y complejidad, Gabo tenía una predilección especial por esta historia del coronel. Se dice que era porque era la novela que más se ajustaba a su concepción de la literatura, más "pulcra", más contenida. Era una obra que destilaba la esencia de la dignidad humana frente a la adversidad, un relato de la resistencia silenciosa. Él mismo confesó que no había escrito una sola línea en ella que no sintiera que era esencial. Es una novela que, despojada de lo superfluo, llega directamente al corazón.
El Gallo, la Espera y la Dura Verdad: Simbolismos que nos Marcan
La obra está llena de simbolismos que nos invitan a la reflexión:
El Gallo: Ah, el gallo. Ese animal es el corazón palpitante de la historia. No es solo un ave de corral; es la esperanza viva, la última posesión valiosa que le queda al coronel. Es la memoria de su hijo asesinado, una conexión con el pasado y una promesa de futuro. Alimentarlo, cuidarlo, prepararlo para la pelea, es el acto más puro de fe del coronel. Simboliza la dignidad innegociable y la resistencia silenciosa ante la adversidad. Mientras el gallo viva y tenga posibilidades de ganar, el coronel tiene una razón para seguir adelante.
La Espera: Es el eje central de la novela. Una espera que se vuelve ritual, una rutina de frustración. Pero esta espera no es pasividad; es una forma de resistencia activa. Es la obstinación de un hombre por lo que considera justo, por lo que le ha sido prometido. Representa la paciencia, sí, pero también la tenacidad y la dignidad frente a la indiferencia de un sistema.
"Entonces comeremos Mierda": La Respuesta que Aturde y Revela
Y aquí llegamos a una de las frases más crudas y poderosas de la obra, una que nos golpea con la fuerza de la realidad: cuando la esposa, desesperada por la falta de comida y la inminente venta del gallo, pregunta al coronel qué van a comer, él le responde con una sequedad brutal, casi un rugido de desesperación: "Entonces comeremos mierda".
Esta frase, lejos de ser un simple exabrupto, es la máxima expresión de la dignidad, la frustración y la rabia contenida del coronel. Es su límite. Significa: "Aunque nos quedemos sin nada, aunque no tengamos ni para comer, no nos doblegaremos. No venderemos la última esperanza. Preferimos lo impensable antes que renunciar a nuestra dignidad y a lo que es nuestro por derecho". Es un grito de resistencia absoluta ante la opresión de la pobreza y la indiferencia, un acto de afirmación de su propia humanidad frente a un mundo que lo ha olvidado.
Lecciones para la Hispanoamérica Actual: Un Reflejo de Nuestras Luchas
"El coronel no tiene quien le escriba" sigue siendo dolorosamente relevante en la Hispanoamérica actual. Nos habla de la burocracia ineficiente, de los sistemas que olvidan a sus ciudadanos, de la pobreza que golpea a tantos rincones de nuestra región, de la esperanza que se aferra a un hilo en medio de la adversidad. Nos recuerda la importancia de la dignidad humana ante la escasez, la resistencia silenciosa de quienes no se rinden, la fuerza de los lazos familiares y la memoria de nuestros caídos. Nos enseña sobre la resiliencia de nuestro pueblo, que a pesar de las promesas incumplidas y las dificultades, sigue encontrando razones para levantarse cada día.
¿Por qué ver esta Obra? Porque nos Toca el Alma
Ver "El coronel no tiene quien le escriba" en el Teatro Nacional es más que asistir a una función; es un acto de introspección. Es la oportunidad de conectar con la esencia de lo humano, con esa capacidad que tenemos de mantener la fe incluso cuando todo parece perdido.
La dirección de Carlos Scoffio, sumada a la experiencia del Grupo Rajatabla, nos asegura una puesta en escena que capturará la esencia de la novela: su poética, su melancolía, su tenacidad. Será un encuentro íntimo con un personaje inolvidable, que nos recordará el valor de la dignidad y la fuerza de la esperanza.
Si eres de los que creen que el teatro debe conmover, provocar y dejar una huella, esta es tu obra. Ven a sentir la espera del coronel, a entender su dignidad y a reflexionar sobre las pequeñas y grandes luchas que nos hacen ser quienes somos. Te prometo que saldrás del Teatro Nacional con el corazón arrugado, pero también lleno de una profunda admiración por la fortaleza del espíritu humano.