ESPECIAL DE NAVIDAD:
Por. Ana Teresa Delgado de Marín
Dibujo: Tomás Antonio Marín
La leyenda y la mitología nos hablan de un mundo hermoso y submarino, donde peces, langostas, ostras y miles de especies conviven con hermosas sienas y apuestos tritones, quienes, a veces, por poderes divinos, llegan a la orilla y su cola escamosa desaparece para dar lugar a hermosas piernas, se dice que muchos de ellos podrían andar por allí, entre nosotros y luego, al anochecer vuelven a sumergirse en las aguas.
En Marplen, una de tantas ciudades submarinas, llegó el mes de Diciembre, y Alanis, una hermosa sirena de cabellos dorados decía
“Otra Navidad llegará, y de nuevo no tendremos un hermoso árbol, como esos que están en la superficie”
“Es que acá, dentro de las aguas no se dan esas especies tan hermosas”, dijo Khaled, un espectacular tritón de cabello negro y enormes ojos verdes”
¡Cómo me gustaría tener un árbol decorado, y que luego de terminar las fiestas, quitáramos esos adornos y el árbol siguiera con vida y no como allá arriba, donde da dolor que al llegar la época de frío , todos los árboles se quedan sin hojas y sólo los pinos permanecen frondosos, sin embargo, como lo he visto cuando subo y estoy entre ellos, allá cortan esos bellos árboles, los llevan a las casas, los adornan, y luego, al terminar las fiestas, los tiran a la basura. ¡Es horrible”!
¡Y ni modo que subas allá y traigas uno de esos artificiales que acá contaminarían, mientras que arriba más bien, al usarlos evitarían la muerte de tantos pinos naturales! dijo Marcus, un hermoso niño tritón.
“¡Pues este año tendremos nuestro árbol, nadaremos por toda la ciudad hasta que lo encontremos!” sonrió Alanis
Khaled, Alanis y Marcus comenzaron un recorrido lleno de colorido por el fondo del mar buscando un árbol y un lugar para celebrar sus navidades.
Se toparon con hermosas ostras quienes decían, “para Nochebuena les obsequiaremos perlas negras, nacaradas, rosadas y azuladas para ponerlas al pie del árbol donde brillarán, pero mírennos, por nuestra forma no podemos jamás emular a un árbol”
Siguieron su recorrido y encontraron a un grupo de algas, que regresaban de la superficie
“¿Un árbol? Podremos adornarlo como guirnaldas pero ¿Dónde está ese árbol?
Más adelante varias estrellas de mar reían a carcajadas.
“Bueno, si encuentran él árbol nosotras nos turnaremos y adornaremos su punta”
Alanis, Khaled y Marcus seguían buscando, se topaban con hermosos hipocampos, langostas enormes, conchas marinas de muchos colores quienes también querían adornar, pero nada de árboles.
Continuaron y continuaron hasta que de pronto apareció ante sus ojos un enorme arrecife coralino, con matas de coral de todos los tamaños y muy frondosas.
¡Hola señoritas dijo Marcus!
¡Hola dijeron ellas al unísono!
“Buscamos un hermoso árbol de Navidad, lindo y frondoso como ustedes para que se acicale con finos adornos durante la Navidad y luego, vuelva a su vida normal”
Las hermosas matas coquetas se alegraban y cuchicheaban hasta que una tomó la voz cantante
“Muy bien, será Rachel”
“¿Rachel? Preguntó Alanis
“Sí, Rachel, la más alta de nosotros”
Y comenzaron los preparativos y hasta el arrecife submarino se trasladaron las algas multicolores quienes adornaron como guirnaldas, conchas de todo tamaño y color se posaron suavemente sobre las múltiples ramas de Rachel, y una de las estrellas se colocó en la punta.
La noche del 24 de Diciembre fue realmente majestuosa, afuera en el cielo había luna llena y sus potentes luces doradas traspasaban mágicamente las aguas y hacían brillar a todo el arrecife donde sirenas, tritones, pececillos, crustáceos, delfines, tiburones y muchas especies daban gracias al Niño Jesús por la vida, por la magia, por los encantos, y al pie del árbol las perlas prometidas brillaban con el plenilunio.
Al amanecer, la luz del Rey Sol se hizo presente y llegó hasta el fondo de mar para recordar que Dios y la Navidad estarán en todas partes siempre que perdure la fe.
Me encantó Felicidades Ana Teresa Delgado de Marìn
ResponderEliminar